domingo, 19 de abril de 2015

El Capitán Martín Villafranca

La salvaje matanza de los españoles en Islandia durante el invierno de 1615Estos días, se ha hablado mucho de la famosa matanza de marineros vascos en Islandia, acaecida allá por 1615.
En el relato de los sucesos hay dos cosas que me llamaron la atención. La primera es la madera de la que tenían que estar hechos aquellos hombres del Siglo XVII que surcaban los mares mas peligrosos en unas condiciones mas que precarias.En segundo lugar, la descripción de la tremenda muerte del Capitán Martin Villafranca.

La descripción de los hechos que nos ha llegado es la siguiente.
Después de varias visitas amistosas, en el invierno de 1615, las expediciones de balleneros vascos llegaron a dos enclaves: Pedro de Aguirre y Esteban de Tellaría decidieron pasar el invierno en Vatneyri, (Patreksfjörður) mientras que la tripulación del Capitan Matín Villafranca zarparon al norte rumbo a  Dýrafjörður.

Mientras el Capitan Villafranca y 12 de sus hombres fueron al norte a cazar ballenas, el resto de la tripulación que quedó en la base revolvió los ánimos de la población local al descubrirse que algunos de ellos habían robado pescado seco entrando en la casa vacía de un comerciante de Þingeyri.  Los campesionos soliviantados asaltaron de noche la cabaña donde dormían los «vizcaínos». Tras matar a los guardianes nocturnos, el grupo armado asesinó a los españoles que se encontraban dentro, unas 15 personas. El único superviviente fue un joven de nombre García que logró esconderse bajo la cabaña y más tarde se unió al grupo de Pedro de Aguirre y Esteban de Tellaría. No satisfechos con el nivel de brutalidad desatado, los islandeses mutilaron los cadáveres, «deshonrados y hundidos en el mar, como si fueran paganos de la peor especie y no pobres e inocentes cristianos», como explica Jón Gudmunsson en su relato de la masacre favorable a los católicos.

Se formó entonces un grupo que fué a buscar a Villafranca , dándoles  caza en la Isla de Aedey . El propio capitán pidió clemencia para los suyos:  “Aquí, en esta tierra, yo obedecí la ley, y como dice mi carta, ofrecí el diezmo; haré cualquier cosa por la paz y porque vida y bienes nos sean respetados”. Con promesas de respetar sus vidas si deponían las armas el capitán vasco se arrodilló y entregó su espada.
A continuación, dio comienzo una autentica carnicería. Uno de los hombres de Magnússon asestó un golpe con su hacha a Villafranca en la garganta, pero erró y le quebró la clavícula. Villafranca, un hombre corpulento, pudo en aquellas condiciones deshacerse de los tres hombres que lo retenían y corrió hacia el agua, nadando en las frías aguas del fiordo para asombro de los perseguidores, que lo apedrean desde la costa. Tras mucho tiempo en el agua decidieron ir tras él en tres botes y, finalmente, Björn Svensson le pegó un golpe en la frente y, arrastrándolo hasta el bote, le cortaron una mano. Luego lo llevaron flotando a la costa y lo desnudaron. Le abrieron el pecho a cuchillo, causando una cortadura hasta la cintura. Entonces Villafranca se levantó por última vez y murió, al caer del cuerpo las entrañas. Trasladaron luego el cadáver al mar, pero al cabo de dos días el cuerpo volvió a la playa en Ögurshólmar donde sería enterrado. 
Y así murieron los restantes 12 hombres de Villafranca.
Referencias: Diario ABC

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